SEGUIR AL LIDER O SER LIBRE?


LIDERAZGO O COHERENCIA?.
Acceder a la consciencia, prescindir del líder.
Estimados compañeros, espero que os haya ido todo bien estos días. Yo he reflexionado un poco hoy sobre el tema del liderazgo, que estuvimos comentando, y que te paso a relatar.
La organización que estamos creando es solo un aspecto, un punto, una mancha de aceite en un papel de periódico junto a otras manchas que también están ahí. Todas ellas se extienden y van cubriendo poco a poco el papel. Unas se unen a otras y se crean así nuevas manchas más grandes y de forma irregular. Es parte de un movimiento universal hacia la consciencia y la libertad, de un movimiento de cambio de lo viejo (inservible ya) por lo nuevo, por lo que aún no se ha pensado pero que cada vez más personas sabemos en qué dirección está.
En esta acelerada crisis de desestructuración global las viejas organizaciones y formas de dominación y explotación quedan rápidamente obsoletas, y con ellas las viejas formas y organizaciones para luchar contra la explotación y la opresión y las viejas formas y métodos de liberación personal. Todo está podrido de raíz o resulta ya inadecuado para los tiempos presentes, es sólo cuestión de tiempo que la podredumbre, o la inadecuación y la ineficacia, o las tres a la vez se manifiesten en las hojas y éstas comiencen a marchitarse (no creo que sea cuestión entrar ahora naturaleza este tema).
Es entonces, cuando la inadecuación e ineficacia o la putrefacción alcanzan también lo externo, lo aparente, cuando mucha gente la ve. Y entonces los credos y los líderes de antaño, con sus formas de actuar y ser de antes, ya no pueden recuperar la credibilidad que han perdido. Por eso las formas de liderazgo y de organización que prevalecían (y aún prevalecen) en esta agonizante sociedad únicamente nos sirven para, conociéndolas, evitarlas (tal vez algún aspecto de ellas nos inspire, pero nunca para imitarlo). Incluso hablar de liderazgo carece ya de sentido.
Tal vez lo que necesitamos son personas coherentes, que piensan, sienten y actúan en la misma dirección. Y no sólo coherentes consigo mismas (los racistas pueden ser coherentes), sino también con los demás, tratándolos con el mismo trato que quieren recibir de ellos.
Estas son las personas confiables, y las personas confiables son faros y luces que iluminan los caminos que cada cual ha de encontrar y recorrer.
La coherencia nunca es imposición. Tampoco es impostura de seguridad personal, cuando no se tiene esa seguridad. Si se imposta la seguridad se hace siempre desde el poder (propio o delegado, desde la jerarquía), y por ello la aquiescencia, o aparente conformidad con el líder, se convierte en obediencia interesada. Una obediencia cada vez más alejada, por suerte, de la antigua obediencia ciega, pero obediencia al fin. Es decir, abandono de la propia resolución, de la capacidad decisión propia y de la responsabilidad personal en otro. Y este abandono es una renuncia a la propia libertad. Y cómo vamos a caminar por la senda real si renunciamos a nuestra propia libertad?
Por eso tal vez haya que abandonar la autoridad, esa que predicamos de las personas y que se vincula con alguna forma de jerarquía más o menos suave, más o menos espiritual, y sustituirla por la coherencia, la consciencia y la participación coordinada.
La coherencia para con uno mismo y para con los demás produce movimientos de cambio coherentes, en todos los frentes a la vez y de forma misteriosamente coordinada, cambios imbatibles porque no tienen cabeza, sino corazón, no tienen líder, sino práctica coherente, coordinada y consciente.
La organización que vamos pergeñando crea coherencia y dirección en el cambio, sobre todo en el cambio personal. Una dirección que no es impuesta por nadie, salvo por uno mismo desde la libertad y claridad que se alcanza desde esta forma de vivir y de sentir.
En la contradicción (lo opuesto a la coherencia) no se alcanza la claridad, y sin claridad no es posible la libertad. Desde la confusión no se puede elegir libremente ni es posible saber por dónde transcurre la senda real que deseamos recorrer.
Esta dirección coherente del cambio personal y colectivo (suma de muchos cambios personales y de las relaciones de quienes así cambian) confluye con la que siguen cada vez más personas desde otras formas e intentos de alcanzar una mayor consciencia y una más plena libertad en otros ámbitos y niveles. Conviene tenerlo presente para que no nos creamos únicos (y por ello salvadores), y para que cuando se dé la intersección con otra mancha de aceite en confluencia con la nuestra, sepamos qué pasa y en que punto estamos.
Por si sirve. Y, por supuesto, podéis utilizar lo que os digo como consideréis más conveniente.
Quedo para vosotros. Un abrazo.
Abu Fran, abdal.


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