PACIENCIA







Un día se acercó un joven a un seik sufí y le preguntó si podía aprender con él.
El seik le dijo: 
- Si estás dispuesto, puedes quedarte a vivir conmigo y yo te enseño. Mientras vivas conmigo tendrás que participar y colaborar en todas las tareas de la hacienda. Estás de acuerdo?
El joven, que no cabía en sí de contento por lo poco que le había pedido el seik, contestó:
- Si, por supuesto, te yudaré en todo lo que me pidas y seré frugal en las comidas para no ser una carga para ti.
​Desde ese día el joven vivía con el seik, se levantaba al alba con él y le acompañaba y auxiliaba en todas las tareas de la huerta y con los animales de la granja. Volvía al atardecer a casa con el seik, cenaba con él, y se retiraba mientras el seik atendía a los discípulos que acudían a despachar con él. Y así hasta el día siguiente.
Pasó un año, pasó otro año. El joven, desesperado, le dijo al seik:​
- Maestro, hace ya dos años que vivo contigo. Te ayudo en todos tus trabajos y estoy atento a lo que quieras enseñarme, pero aún no he aprendido nada. Cuándo comenzarás a enseñarme?
- Hace tiempo que te estoy enseñando -contestó el seik
- Si? y qué es lo que me enseñas? -replicó el joven
El seik dibujó una amplia sonrisa en su rostro y dijo:
- Paciencia.

Comentarios