DUDA
Alfonso,
ejemplo para todos los fieles, estaba durmiendo en su gran caserón
familiar. El caserón estaba cercado y las puertas tenían cerrojos.
Era imposible que un extraño pudiese penetrar en él. Sin embargo,
alguien tocó a Alfonso para despertarlo.
Cuando
abrió los ojos, no vio a nadie y se dijo:
-"Es
imposible entrar en mi casa. ¿Quién ha podido hacer esto?"
Después
de muchas búsquedas, encontró a alguien que se ocultaba tras una
cortina. Le dijo:
-"¿Quién
eres y cómo te llaman?"
-”
¡El pueblo me llama Satanás!”
-”
¿Y por qué me has despertado?”
-”Porque
es la hora de la oración y tienes que ir al templo. No olvides que
el profeta dijo que no debía tolerarse ningún retraso en la
oración.”
Alfonso
le dijo:
-"¡Es
extraño que tú invoques esta razón, pues nada bueno ha venido
nunca de ti! ¡Es como si un ladrón viniera pretendiendo querer
montar la guardia!"
-”En
otros tiempos” -replicó
Satanás-, “yo era un ángel y mi alma se alimentaba con
mis plegarias. Era entonces compañero de otros ángeles y eso ha
quedado en mi naturaleza. Me es imposible olvidar el pasado”
-”Es
cierto, pero eso no impide que hayas cerrado el camino a muchos
sabios. ¡No puedes ser fuego sin quemar! la diosa te ha hecho
abrasador y quien se acerca a ti necesariamente se quema. Tu
pretendida sabiduría se parece al canto de las aves imitado por los
cazadores.”
-”Aparta
la duda de tu corazón” -dijo
Satanás-, “yo soy una piedra de toque para la verdad y
la falsedad. No puedo afear lo hermoso. Mi existencia no es sino un
espejo para lo hermoso y para lo feo. Soy como un jardinero que corta
ramas muertas. El árbol protesta: ‘¡Soy inocente! ¿Por qué me
destruyes?’ Y yo respondo: ‘No porque estés torcido, sino porque
estás seco y sin savia. Tu naturaleza, la esencia de tu semilla es
mala. Nunca has sido cruzado con una buena esencia. Sin embargo tu
naturaleza habría salido ganando si te hubiesen injertado un esqueje
de buena esencia’.”
-”¡Cállate!
-exclamó Alfonso-,
¡es inútil que intentes convencerme!"
Se
volvió hacia la diosa y le dijo:
-"¡Señora
mía! ¡Sus palabras son como niebla! ¡Ayúdame! El es muy fuerte
argumentando y temo su astucia."
Satanás
dijo:
-"El
que es presa de una mala duda se vuelve sordo ante millares de
testigos. No te lamentes ante la diosa por mi causa. Llora más bien
ante tu propia maldad. ¡Me maldices sin razón pero harías mejor
mirándote a ti mismo!"
Alfonso
respondió:
-"¡Es
la mentira la que hace nacer la duda en el corazón!"
-”
¿Y tienes tú un criterio para distinguir lo verdadero de lo falso?”
-”La
verdad procura la paz del corazón, pero la mentira no lo conmueve.
Es como un aceite que se ha mezclado con el agua: ya no puede arder.
Dime: tú, el enemigo de todos los que velan, ¿por qué me has
despertado? ¡Respóndeme y sabré si dices verdad!”
Satanás
intentó eludir la respuesta, pero Alfonso lo instó una y otra vez
para que se explicara, y Satanás acabó por confesar:
-"Voy
a decirte la verdad. Te he despertado para que no te retrases en el
templo. Pues si te hubieras retrasado, tu arrepentimiento habría
anegado el universo. Las lágrimas habrían brotado de tus ojos y el
arrepentimiento de alguien para quien la oración es un placer es aún
más fuerte que la oración. ¡Te he despertado, pues, para que tu
arrepentimiento no te permita acercarte más aún a la diosa!"
Alfonso
exclamó:
-"¡Ahora
dices la verdad! No eres sino una araña en busca de moscas. ¡Y me
has tomado por una mosca!”
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