EL CALIZ DE LAS DIOSAS
Los
enteógenos, las bebidas
místicas, son para mí un instrumento excelente para entrar en el
reino de los cielos. Un apoyo magnífico para recorrer el
camino, un auxiliar de valor incalculable. Son también energía
y vela nueva para la travesía en la que estamos inmersos quienes
elegimos caminar por la senda del gran espíritu.
No
obstante muchas personas se privan de ellas, les temen y se inventan
razones para no probarlas. E incluso para rechazarlas o iniciar
cruzadas “saludables” contra las mismas, intentando evitar así
que otros puedan valerse y auxiliarse de ellas.
Del
libro de Abu Fran, La
copa y la rosa. Un sufí entre ayahuasqueros.
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