Mi encuentro con las medicinas
ancestrales con un propósito de sanación emocional, y de
transformación personal, empezó con la Ayahuasca. Después, escuché
hablar del Kambo, llamándome la atención sus propiedades bioactivas
y medicinales con sus múltiples beneficios para la salud física.
Consecuentemente, empecé a estudiar más sobre este veneno
aparentemente mágico. Sobre todo, me quedé asombrada por su
poderosa actividad antiviral, antibacteriana y antifúngica. Además,
favorece la fertilidad, y normaliza el clclo menstrual femenino. ¡Es
maravilloso! - pensé, y seguía pensando en sus propiedades
sanadoras.
Decidí hacer las tres
sesiones del kambo en días consecutivos. La primera sesión, me
cambió toda mi perspectiva sobre este veneno. Lógicamente, sabía
que habría dolor físico, pues mi cuerpo iba a recibir un veneno.
Pensé, “estoy loca” pero confiaba en el poder del kambo como
una vacuna para mi salud. La primera administración del Kambó me
molestó algo, pero nada que no se pudiese tolerar, y al vomitar el
agua junto con el veneno de mi cuerpo, dije: “pues no era para
tanto”. Y, de repente empecé a sentir una fuerte emoción y
sensibilidad; me empezaron a salir las lágrimas; necesitaba llorar y
pregunté ¿por qué?… luego me sentí tranquila y con mucha
energía. Ahora, entiendo el verdadero poder del Kambo, aparte de ser
una vacuna con todos sus poderes medicinales, el kambó sana el alma,
tiene un poder increíble de desbloquear emociones.
Las tres administraciones del
kambo, fueron diferentes. En la última, el dolor físico fue mayor…
entonces volví a pensar “estoy loca, poniéndome este veneno de
rana por elección propia”. Pero al terminar la experiencia, sentí
una tranquilidad y una fuerza física increíble; me sentí una
verdadera guerrera.
En comparación con la
Ayahuasca, que sobre todo sana emocionalmente, el kambo tiene varios
niveles y un tiempo de acción diferente. Habia escuchado que la
Ayahuasca es como una comida rápida, te lleva al instante, a lo
primero que debes ver para trabajar. Personalmente, me siento
afortunada, pues en mi caso la ayahuasca me mostró mi trabajo de
forma rápida y clara. En cambio el kambo trabaja diferente, pues va
desbloqueando emociones de forma paulatina. Quizá no lo sientas en
un primer momento, pero poco a poco te das cuenta que no es solo una
vacuna física, sino que trabaja a niveles mas profundos de tu mente
y de tu espíritu.
Además de la fuerte limpieza
que realiza el kambo, físicamente me ha ayudado en normalizar mis
síntomas premenstruales, en una sorprendente, aunque temporal,
mejoría de mi vista y en la gran energía y fuerza física que
experimenté después de su administración. El dulce veneno del
kambo me dejó con un gran sentimiento de paz interior y con una
necesidad de estar conmigo misma. Gracias querido Kambo, me dejaste
con un dulce sabor de boca, y alma.
HANNA
Comentarios
Publicar un comentario