LA
ISLA DONDE EL PAPEL VALIA MAS QUE LA PALABRA
El
zorro se emboscó tras unos matorrales y esperó paciente a que
pasara por allí su presa. Cuando apareció el conejo se dispuso a
saltar sobre él, pero la mirada asombrada y tranquila del conejo lo
paralizó.
- Por
qué no te asustas? -espetó el zorro.
- He
de asustarme? - contestó el conejo- por qué
motivo?
- Porque
soy un zorro y voy a devorarte. Has llegado al final de tus días.
- Eso
es solo una afirmación. Quién dice que eres un zorro? Quién dice
que tú en concreto puedes devorar a un conejo? Quién o qué te
autoriza a ello?
El
zorro se quedó un poco aturdido y pensativo. Tras unos breves
momentos, volvió a la carga:
- Te
lo creerías si lo dijera el rey? -dijo el zorro.
- Claro,
pero el rey no lo ha dicho.
-
Espera un momento aquí y vendré con la prueba.
-
Está bien, no me moveré de aquí hasta que vuelvas -aceptó
el conejo.
El
zorro fue a buscar al rey león, y le dijo que necesitaba un
documento real que dijera que era un zorro y que había superado
todas las pruebas de aprendizaje y destreza, por lo que estaba
capacitado para cazar conejos en el bosque. El león dudo por un
momento, pero le dio al zorro lo que le pedía. Como era un rey
moderno no le dio ningún certificado ni diploma, sino que gravó sus
palabras en un medio digital que entregó al zorro.
Satisfecho,
el zorro corrió al lugar donde había dejado el conejo, dispuesto a
poner el reproductor en marcha y convencer al conejo de cuanto le
había dicho.
Para
cuando llegó, el conejo no estaba. Por más que buscó y buscó, no
pudo encontrarlo, así que pensó que, o bien se había cansado y se
había ido, o bien le había tomado el pelo.
Veloz
de nuevo y algo enfadado fue a ver al rey, con ánimo de trasladarle
sus quejas por lo ocurrido.
Cuando
estaba llegando vio al león frente a una gacela. El león se
disponía a saltar sobre ella, y en ese preciso momento la gacela
dijo:
- Quién
eres? Qué vas a hacer? Acaso crees que puedes cazar gacelas sin más
ni más? Tal vez has recibido la formación necesaria para ello, pero
yo Cómo lo sé?…
Antes
de que la gacela hubiera acabado de hablar, el león se abalanzó
sobre ella y le mordió el cuello quebrándole las cervicales y
seccionándole la yugular. La gacela cayó muerta a sus pies.
El
zorro, que no daba crédito a lo que veía, le dijo al león:
- Por
qué has actuado así y a mí me diste el documento que te pedí? No
podías haberme dicho que lo único que tenía que hacer era saltar
sobre el conejo que me pedía mi acreditación?
-
Ah! Era un conejo quien te lo pedía? -dijo el león- yo
pensé que era un humano .
Cuento sufí adaptado por Abu Fran.
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