MI
SALVAJE LIBERTAD.
El
apasionante mundo ignoto.
Según
dicen una vida es buena parte el resultado del karma acumulado en
vidas anteriores, o de los personajes que abdujeron o de los que se
imbuyeron mis antepasados y de los problemas que dejaron pendientes
de resolver, o de los arquetipos de los diversos inconscientes
colectivos que encarno o que me poseen, o del destino que han escrito
en sus libros los dioses.
Todas
estas teorías expresan un hecho difícil de discutir: que hay en mi
una gran carga hereditaria, tanto biológica cuanto cultural y
espiritual.
Muy
probablemente soy un individuo diferente a cualquier otro actual o
pretérito, pero también igual en muchos aspectos a otros de mi
etnia o de mi familia, y con patrones de comportamiento y marcos
conceptuales de referencia propios de mi familia o de mi cultura.
Pero
no soy solo eso, hay en mí una feroz semilla de libertad que exige
para mí un futuro no escrito, que exige que el destino solo alcance,
como máximo, a la misión que puedo desarrollar bien, es decir, al
desarrollo y ejercicio de aquellas habilidades en las que destaco
especialmente.
Este
destacar en ciertas habilidades, esta capacidad mía que me hace
especialmente dotado para unas tareas, es tanto fruto de la herencia
biológica y cultural cuanto de mi experiencia vivida, es decir,
también estas capacidades varían en grado y en número a lo largo
de mi vida, aunque haya un límite biológico o cultural para algunas
de ellas.
Y
también se contagian, y se despiertan, y se descubren. La vida puede
ser un camino fascinante, asombroso y pleno, tan solo necesito la
pasión del explorador para descubrirlo y gozarlo.
Siento
que me estoy demorando en exceso. Parto ya. Os espero en el camino,
en el camino real. Os daré la mano cuando cuando me alcancéis. Os
esperaré cuando os vea al oteo.
Abu Fran, abdal.
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